El septiembre de hace diez años decidí formarme para aquello que me fascinaba: el mundo de la comunicación. Es por ello que comencé mis estudios de periodismo en la Universidad de Valencia con toda la ilusión de aprender la importancia y las claves de este mundo porque para mí la comunicación es lo que nos hace seres sociables.
La profesionalización de esta capacidad nos hace conllevar una responsabilidad nada despreciable ya que somos creadores de opinión pública, y eso ya sea como periodistas como publicistas, no se nos debe de olvidar nunca.
No había llegado diciembre cuando un ponente comenzó su speech preguntándonos: ¿estáis seguros de que os queréis dedicar a esto? Es una profesión muy sacrificada y muy poco valorada.
Ahora, con la perspectiva de diez años y con experiencia en el sector, puedo decir que la ilusión y las ganas con las que comencé en el mundo de la comunicación van mermando a medida que vas conociendo el sector. La politización de los medios impide, en muchos casos, que los profesionales puedan realizar su trabajo con libertad y poder así cumplir con esa responsabilidad que comentaba en las primeras líneas. No hay más que leer la prensa de las últimas semanas y el conflicto con TVE y el control de los informativos.
A mí en clase me decían que la objetividad no existe, porque todos tenemos un filtro desde que le percibimos la sociedad, pero tenemos el deber y los medios como profesionales que somos de contar las cosas de forma imparcial.
El mercado, los grandes lobbys de poder económico que manejan las televisiones, las productoras… han marcado un estilo de televisión que ha desacreditado el medio. Es cierto, según los numerosos estudios de audiencias que existen, que la televisión es el medio más consumido pero cada vez más el espectáculo está ganando terreno a la información, no hay más que ver casos como el de Tele5 con Cuatro.
Respecto a los medios escritos, el panorama está para echarse a llorar… EREs, reducción de plantillas en las redacciones, periodistas sobrecargados, periódicos que reducen páginas porque no hay publicidad, y por lo tanto no cuentan con la inversión necesaria para hacer frente a todos sus gastos.
No hay que salir de Alicante para estudiar el caso del diario Información que ha pasado de ser un periódico consistente con numerosas páginas que conformaban sus secciones a ser un periódico sin consistencia por la falta de financiación. La crisis hace estragos en todos los sectores. Las empresas no tienen dinero y de lo que primero recortan es de la publicidad. Los directores de los periódicos parecen no entender que el mercado está sufriendo y la solución la buscan en presionar hasta la enfermedad a sus redactores que se ven saturados y bloqueados ante tanta presión. Siempre, sin olvidar, bajo la amenaza y la sombra de despidos masivos.
Otro ejemplo claro es el de La Verdad y Las Provincias, que hace ya más de un año unificaron plantillas y ahora donde habían dos periódicos independientes, tenemos dos cabeceras con una misma plantilla y redacción.
En contraprestación a esta situación es importante tener en cuenta el auge indiscutible que ha tomado Internet y las nuevas formas de comunicación gracias a las plataformas 2.0. Vivimos en un tiempo en el que no es necesario buscar la información, la información nos llega constantemente al teléfono móvil o al ordenador. Gracias a herramientas como twitter la búsqueda de información ha cambiado. La gente ahora no necesita comprar el periódico para estar informado, ahora solo necesita tener una conexión wifi y la información llega en forma de titulares donde poder seleccionar qué queremos y qué no.
Para concluir quiero hacer una reflexión sobre la profesión. Es cierto que es un sector difícil, sacrificado y que corre un grave peligro en estos momentos pero existen nuevas vías que se nos están abriendo y que ofrecen nuevos ámbitos de trabajo hasta ahora desconocidos. Es nuestra responsabilidad reciclarnos, aprender de nuestro entorno y adaptarnos a los nuevos tiempos. La creatividad puede jugar aquí un papel fundamental para poder encontrar esa ventana, abrirla y comunicar al mundo.
